jueves, 8 de mayo de 2008

NÁUFRAGO Y BUCANERA

Creditos de foto aqui.


La nave de mi pasión
encalló en la punta emergente
de un misterioso ICEBERG volcánico,
conocida como: Isla del Coco.

Con el impacto:
mi titilante corazón
naufragó;
y mi alma bucanera
alzó vuelo.

En el hundimiento
mi corazón se esponjó
diluyéndose en el macizo
montañoso marino…
Entonces me convertí
en algo que no es
caballito de mar,
pero se le parece;
que no es anguila
pero se asemeja;
a la distancia se mira
transparente…
de cerca su lomo adquiere
una tonalidad canela.
Sin ser medusa,
a ella le pidió prestadas
las características
de su parte trasera,
que es entre hisopo
y hélice con cilios,
sedosa…
car-ti-la-gi-no-sa…, y
¡con un destello amarillo!...
¡¿En quién más reencarnará
mi naufragado corazón?!

Mi alma bucanera
voló con las BLANCAS alas
del charrán Espíritu Santo
hacia las cumbres brumosas
de los cerros Pelón e Yglesias.
¡¡Que asombroso!!...
Encontrar en plena sesión
al Consejo de Ancianos,
exuberantemente ataviados
con espesos musgos y epífitas…
Nos abrazamos con suavidad,
pero con vehemencia;
renovando mis energías
con sus sabios mimos
de tolerancia y comprensión…
Protegidos de huracanes,
tornados y tempestades,
por la sombra continental
del cerro Chirripó,
y la cordillera de Talamanca.

¡Palpita! ¡Titila!
Titila…
corazón náufrago;
Reencarna una y otra,
..y otra vez;
pero…¡Por favor!
¡¡No desfallezcas!!

Remonta incesantemente
el vuelo,
alma bucanera
¡Vuela! ¡Vuela!
Pero reposa…
reposa…

Para seguir siendo siempre:
¡Náufrago y bucanera!

RÓGER SOLÓRZANO PACHECO

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