viernes, 16 de mayo de 2008

Choy Ato-Toya y los lagartos



Es chiquita y morena como fríjol de campo. Cada palabra sin sentido que pronuncia se le enreda entre el pelo alborotado y la hace volar cada vez más y más lejos.
Así llego, hablando y volando, una Semana Santa hasta Ortega de Santa Cruz. Del río Charco pasó al de Las Plamas y así, siempre hablando y volando de río en río, convenció a cada lagarto de irse a descansar unos días con sus primos del Tárcoles. Unos cuantos flashes turistas eran mucho mejor que quedar con la panza al viento frente a los vecinos y curiosos del pueblo que insistían en la dichosa “Lagarteada” de cada Viernes Santo.
Solo uno no la escuchó y por sordo salió en la noticias de la noche: “…tras varias horas de búsqueda dieron con un lagarto que al final no resultó ser tan grande como esperaban…. En esta ocasión la Lagarteada fue suspendida en un principio por el Ministerio de Ambiente y Energía, pero tras una negociación con los vecinos llegaron al acuerdo de efectuarla….”
Por supuesto los del ministerio nada hicieron y aunque al sordo lagarto nada le paso, bien se va a cuidar de no escuchar a la Choy Ato-Toya cuando regrese hablando y volando.



Este es el primero de una serie de cuentos que estoy escribiendo para mis sobrinos.
Esta es la historia de Sol que más chiquita se llaman a si misma Choi.

Las ilustraciones son de Pablo Granados. Haga click aquí para ver más ilustraciones.




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