viernes, 24 de julio de 2009

Antifreeze


Una vez participe en un ritual chamánico de “recuperación de pedazos de alma”. La teoría básica era que en situaciones muy intensas algunos patrones energéticos, emociones o sensaciones, que en ese momento no estamos en capacidad de procesar, simplemente quedan “congelados”.
Por supuesto, la explicación que me dio un amigo anoche era mucho más racional. El caso es que hace unos 6 días tuve un accidente, probablemente por la adrenalina y el susto, prácticamente no había sentido dolor. El martes por la noche, mientras Margo dirigía una meditación y yo estaba muy relajada, empecé a sentir mucho cansancio y dolor en la nariz y la espalda, que fue lo que me lastime. Creo que hasta ese momento no me había permitido sentir lo que realmente pasó la noche del accidente: tuve mucho miedo y lo contuve. Llevo muchos años meditando, hoy no con tanta disciplina como antes, pero sigo convencida de que además de ayudar a relajarme es una excelente herramienta para concentrarme y en este caso para “descongelar” el dolor y el susto.
A veces es tan importante un “sana, sana culito de rana” como una visita al doc.

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