jueves, 8 de enero de 2009

Tarde de temblores

Creditos de la foto aquí.

Como le dije a un amigo hace un rato: se me atora la tristeza con el susto. El caso es que los 6.2 grados de adrenalina y las replicas, que no han parado, mezcladas con las noticias sobre las victimas, me tienen el corazón estrujado.
Me parece ver a mi abuela, hace muchos años, con los ojos apretados y las manos muy juntas, pegadita al marco del comedor, susurrando una y otra vez: "Santo Dios, Santo fuerte, Santo inmortal, líbranos de todo mal". Yo sigo repitiendo que no le tengo miedo a los temblores pero parece que desde ese día, hace tantos años que no se cuantos, el susto se me instalo en el cuerpo.

2 comentarios:

Mario Merino Murray dijo...

Aleca ...¡que bueno el recuerdo con la abuela!, y si a eso le agregas que hace más años cuando pequeños estabamos y los marcos de las ventana de la casa bailaban en el marco de la estructura, el resultado era de que cualquier temblor se clasificaba de terremoto, plus el coro de mi mama, la abuela ...

Ale dijo...

Pues si, hay cosas que no se olvidan jajaja.