miércoles, 14 de enero de 2009

Patria

de Jorge Debravo
Tengo a mi patria
siempre en la mano.

La miran mucho
mis ojos claros.
La besan mucho
mis labios mansos.

Quiero a mi patria
siempre en la mano.
Mansa y pequeña
como un garbanzo.
Sin rifles negros.
Sin sables blancos.

La quiero dulce
para los bajos.
La quiero tierna
para los altos.
La quiero buena
para los malos.

Por eso a veces
la llevo al campo,
le cuento historias
de niños sanos,
de ancianos dulces,
de lindos ranchos.

Le digo que hay
países anchos
donde no existen
dioses metálicos.

Donde no hay primos:
que sólo hermanos.

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