Ellas se han encargado de llenarme la vida de encuentros, desencuentros y muchos más reencuentros. Hoy sigo abrazándolas con el mismo cariño. Sigo esperando ansiosamente que me cuenten la vida desde el lado del planeta que escogieron. Sigo disfrutando nuestras conspiraciones y sigo sorprendiéndome cada vez que me descubro a través de esos ojos tan familiares.
Teníamos unos 15 o 16 años cuando lo empezamos a sospechar: juntas todo era más fácil. Ha sido una guerra sin tregua, pero saber quien soy, qué voces son realmente las mías y cuáles solo un eco, ha sido infinitamente más fácil porque sé que están aquí escuchado, pero sobre todo respondido. Este ir y venir nos dura ya varias décadas. En el camino muchas cosas han cambiado: nos hemos reinventado y reconciliado con nosotras mismas varias veces. Me encanta saber que no hay una sola de ustedes que no sepa lo mucho que las quiero.
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